
El se arrastró de la cama hacia el baño, a duras penas levanto la cabeza y se vió en el espejo sucio del baño, se restregó un poco la cara y emprendió viaje a la sala; de camino, su cama lo sedujo y en dos pasos cayó tendido a la velocidad que lo haría una pluma pero con el peso de un yunque; después de 2 horas de "descanso", abre un ojo y siente a alguien en su puerta, ha ignorado todos los sonidos fuera de su cabeza hasta el día de hoy, siempre posó la aguja en su frente y de ahí surgían toda clase de sonidos mentales (ni un solo pensamiento). Con más energía de lo usual se levantó y caminó rapidamente a la sala sin saber como responder, de pronto el viento empujó la puerta entreabierta de la casa y por ella se asomó un espíritu, el se sorprendió y le ayudó a entrar, le dijo: "¿Cómo es que puedo escuchar lo que me está diciendo? Hace un tiempo decidí eliminar mis oídos, recuerdo haberlos botado cerca del río"
El espíritu saco de una bolsa de seda un par de orejas y le dijo: "En vida nunca entendí cual era la razón de mi vivir, siempre caminando con la cabeza en lo más alto, el día que encontré las orejas, empecé a vivir a través de ellas, y hasta el día de hoy encuentro sentido al ver su rostro, ahora usted debe volver, vivir, amar, escuchar."
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